¿Qué hacemos sin coches?
“Establecer un sistema de transporte público eficaz, con vehículos ‘cero emisiones’; reconvertir el parque automovolístico y priorizar la movilidad alternativa (andar y pedalear)”, defiende Pilar Vega, geógrafa especializada en ordenación del territorio y profesora de la Universidad Complutense de Madrid; “hay que cambiar de modelo urbanístico”. Para ello, entre otras medidas, Francia posee un Plan Nacional de la Bicicleta y actualmente paga —0,25 euros por kilómetro— a los trabajadores que acuden en bici a la oficina. Londres invierte en una eficiente red de autobuses, de la que acaban de sustituir 1.400 vehículos antiguos por 1.300 híbridos. Berlín quiere peatonalizar la avenida Unter den Linden y posee un sistema de car sharing eléctrico; Car2Go, el mismo que funciona en Madrid. Y Helsinki aplica políticas para en 2025 declararse ciudad sin coches.
“Antes asociábamos los coches con el progreso económico, y el éxito
social y las políticas urbanas reflejaban esta mentalidad”, explica
Clemence Cavoli, investigadora en el Centro de Estudios del Transporte
del University College London. “Ahora, cada vez más, está asociado con
externalidades negativas: congestión, sedentarismo, ruido y polución”,
continúa Cavoli. En los últimos cinco años, la polución urbana aumentó
un 8% en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) con
datos de 3.000 ciudades. “Las urbes con más éxito —social, económico o
medioambiental— son las que tienen menos coches”, añade la
investigadora.