Con la publicación de Ahorrar para crecer en 2011, la FAO propuso un
nuevo paradigma de producción agrícola intensiva que es a un tiempo
sumamente productivo y sostenible desde el punto de vista ambiental. La
FAO reconoció que, a lo largo del último medio siglo, la agricultura basada
en el uso intensivo de insumos había permitido aumentar la producción
alimentaria mundial y el consumo medio per cápita de alimentos. Como
resultado de ello, sin embargo, se han mermado los recursos naturales
de muchos agroecosistemas, lo que pone en peligro la productividad
futura, y se ha incrementado la emisión de gases de efecto invernadero
responsables del cambio climático. Por otra parte, no se ha reducido de
manera significativa el número de personas que padecen hambre crónica,
que actualmente se calcula que asciende a 870 millones de personas.
El desafío consiste en asentar la producción y el consumo de alimentos
sobre una base verdaderamente sostenible.