Tanto los resíduos eléctricos como electrónicos se generan cada vez más
rápido. La razón, un ciclo de vida de los dispositivos más corto y una
afición mayor de los consumidores por estas tecnologías. A menudo
obsoletos con tan sólo uno o dos años de vida se envían a Africa para
ser reciclados. Pero realmente acaban en los vertederos donde se queman y
destruyen liberando residuos altamente tóxicos que causan irreparables
daños ambientales y graves perjuicios físicos en las personas.