La transnacional minera Berkeley trata de poner en marcha, desde hace diez años, una explotación que ha traído división vecinal, unos socios financieros que generan dudas, silencio mediático y críticas por su peligro
La historia va de una empresa minera de renombre que desembarca en un territorio de provincias prometiendo futuro a cambio de la explotación a cielo abierto del uranio, un elemento radiactivo con propiedades únicas para la energía nuclear. Bajo la sospecha de una burbuja bursátil y con la calidad de los yacimientos salmantinos en entredicho, el argumento se complica según se va conociendo el pasado más reciente y oscuro de la compañía en Francia, donde se la vincula a un escándalo de Estado.
Empezando por el final, el pasado 31 de enero se hizo oficial la entrada de capital omaní en la compañía australiana Berkeley (con diferentes ‘apellidos’: Berkeley Energía, Berkeley Minera o Berkeley Resources, que aquí se omiten para no complicar una madeja de por sí difícil de seguir). 120 millones de dólares (cerca de 100 millones de euros) para hacerse con el 37 por ciento de la firma y convertirse así en su socio estratégico, habida cuenta de la dispersión del resto de inversores. Rebobinando: el fondo soberano de una de las últimas monarquías absolutas del mundo, sin apenas libertad de expresión (puesto 126 de 180 de la lista que elabora anualmente Reporteros sin Fronteras) y con pedigrí petrolero pero sin relación alguna reseñable con la energía nuclear, acaba de hacerse con el control de la empresa que pretende explotar el uranio de la provincia de Salamanca.
Hace más de una década que Berkeley aterrizó a unos 50 kilómetros al suroeste de la ciudad de Salamanca, con los pequeños municipios de Retortillo y Villanueva de Yeltes como dos de los escenarios principales de la acción. De fondo, la llanura de Campo Charro, una dehesa de encinas, matorrales y personas castigadas por la crisis. Berkeley llegó prometiendo pleno empleo: “El paro va a desaparecer”, dijeron. Y mantienen. Todo ello, describen en su página web, a través de un proyecto de suministro de energía limpia respaldado por la Unión Europea, por las autoridades competentes, además de por la comunidad local y por agrupaciones profesionales del sector. A esta lista es a la que acaba de sumarse el capital internacional que faltaba: Omán. Hasta aquí, lo que aseguran unos que pasa, el entorno de la minera.
¿Una trama conocida? Las alarmas se disparan repasando la lista de nombres propios que comparten UraMin y Berkeley: Stephen Dattels fue el fundador de la primera y director de la segunda, Ian Stalker también repite como alto cargo, la consultora SRK tiene un cameo en ambas tramas para certificar la viabilidad de las minas… la lista de coincidencias da para otro artículo.