viernes, 27 de octubre de 2017

¿Cuántos sentidos tiene una planta?



En los últimos años, la vieja idea enseñada en las escuelas referida a que los seres humanos tenemos cinco sentidos está cada vez más desechada. Por supuesto somos capaces de oler, oír, tocar, ver y saborear, pero estos sentidos deben subdividirse a su vez en otros, como pueden ser la percepción de la luz y de los colores o los diferentes sabores. E incluir otros sentidos como el equilibrio, la capacidad de sentir el funcionamiento de los órganos internos, la termocepción, la nocicepción o percepción del dolor, e incluso la capacidad de ser conscientes de las variaciones de azúcar en sangre, hasta un total de unos 26 sentidos en los seres humanos.

En el caso de las plantas, aunque su historia evolutiva ha sido totalmente diferente a la de los animales, podemos encontrar en ellas numerosos sentidos, algunos de los cuales muy similares a los de humanos. Las plantas han centrado su evolución en ser autosuficientes y fabricar por sí mismas su propio alimento, gracias al proceso de la fotosíntesis, a partir de agua, dióxido de carbono y energía lumínica. Por otro lado, los animales se han basado simplemente en consumir a otros organismos para alimentarse, ya sea plantas u otros animales. Por ello, los sentidos de ambos grupos deben ser entendidos de forma diferente.

Por lo que se refiere a la vista, está claro que las plantas no tienen ojos, pero pueden y deben percibir la luz mediante otros mecanismos, pues la necesitan para vivir. Gracias a unas moléculas fotorreceptoras repartidas por toda su superficie, aunque mucho más concentradas en las hojas, son capaces de percibir no sólo la intensidad lumínica sino también su calidad, pues reconocen los diferentes tipos de luz y su longitud de onda. De esta forma, son capaces de crecer en dirección a ese estímulo lumínico que más les beneficia, por ejemplo, mediante la utilización de zarcillos que les permita “escalar” en altura, o de girar completamente según se va moviendo el sol, como ocurre con los girasoles, e incluso les sirve para que las raíces sepan donde está el suelo y donde está la superficie.

En la percepción del sonido por parte de las plantas, seguramente nos venga a la cabeza la típica idea de que si se les habla crecen mejor. Esto no es totalmente real, pero tampoco es totalmente incierto. En Italia, ya existen varias explotaciones vitivinícolas que emiten conciertos de Mozart en sus campos, obteniendo unos rendimientos significativamente mayores que sin el estímulo musical. En este sentido, está plenamente descrito y conocido que las plantas tienen la capacidad de captar las vibraciones de su entorno, pues les sirve ,desde para ser conscientes de que se acerca un herbívoro, hasta para que las raíces crezcan por el suelo hacia las corrientes de agua. Pero ¿realmente Mozart aumenta los rendimientos agrícolas?, lo único que puede afirmarse es que determinadas frecuencias de sonidos (entre 100 y 500 Hz) favorecen el crecimiento y correcto desarrollo de las plantas, y que por encima de estas frecuencias los efectos son perjudiciales, pero aún se desconoce a qué se deben estas respuestas.

En lo concerniente al tacto, las plantas presentan su propia epidermis y es en ese lugar donde son capaces de captar cualquier tipo de objeto que entre en contacto con ellas. Por ejemplo, las hojas de la mimosa se cierran en cuanto les roza cualquier objeto, como método defensivo frente a ser consumidas por los herbívoros. Y las raíces perciben la presencia en el suelo de diferentes obstáculos, como pueden ser piedras, rodeándolos.
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