La humanidad se sirve de la tecnología para sobrellevar los efectos de las emisiones mientras el resto de especies agonizan en sus respectivos hábitats, como es el caso del coral, al ser incapaces de adaptarse a tal rapidez en los cambios. En el Mediterráneo, por ejemplo, ello, sumado a la sobreexplotación, ha hecho que la situación del conjunto del coralígeno sea, a día de hoy, crítica.
Los datos más recientes disponibles indican que sólo entre un 4% y un 10% de las poblaciones situadas entre los 0 y los 50 metros de profundidad presentan un buen estado de conservación en esta cuenca. La prueba más evidente de ello es que durante las últimas cuatro décadas las capturas se han reducido hasta en un 75% en todo el Mediterráneo con respecto a los rendimientos de los desembarcos notificados hace 30 años.
Según un artículo científico publicado el pasado mes de junio en la revista especializada Nature, la tasa de crecimiento vertical del coral es mucho menor que el ritmo al que crece el nivel medio del mar, algo que tiene graves implicaciones en cuanto a la protección de la costa se refiere, pues los arrecifes de coral, al igual que las macroalgas, frenan las olas y controlan la disipación de su energía al entrar en contacto con el fondo o con cualquier otra superficie.
Para la elaboración del trabajo, los autores, investigadores de la universidad británica de Exeter, analizaron las tasas de crecimiento de más de 200 arrecifes de coral ubicados entre los océanos Atlántico –sobre todo la costa oeste, la más cercana al Caribe- e Índico, y las compararon con el incremento estimado del nivel medio del mar, que los expertos auguran que alcanzará los 0,5 metros en 2100 en estas zonas.
La vanguardia
“If you think of corals as canaries [in a coal mine], they’re chirping really loudly right now,” said Jennifer Koss, NOAA’s Coral Reef Conservation Program director, at a recent press conference. “The ones that are still alive, that is.”
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