Según explica la web de Heinz, la empresa lleva mejorando la calidad de sus semillas desde 1936. Actualmente, ofrecen variedades con distintos calibres, adaptadas a climas áridos y húmedos, con diferentes contenidos de azúcares y con resistencia al ataque de diversos hongos y virus. Lo que no explican es que estas aptitudes solo se pudieron obtener a partir de unos tomates mejorados durante miles de años gracias a la dedicación gratuita de generaciones y generaciones campesinas. Precisamente, otro de los puntos negros de las leyes de semillas es que para lograr el derecho de propiedad no se tiene la obligación de explicar de dónde se obtiene el material para la mejora (Correa 2015).
Está en nuestras manos utilizar el gran poder de la alimentación no solo por cuestiones de salud, sino también para crear un nuevo modelo económico que favorezca a las personas y al territorio. Para ello es necesario reducir la compra de comida procesada, abastecernos directamente de las fincas de producción, en pequeños comercios, mercados o grupos de consumo e implicarnos en las iniciativas y movimientos que promueven estas formas de alimentación. Y, sobre todo, cuestionar los alimentos baratos e informarnos en medios de comunicación independientes.
¿De verdad quieres participar en la siembra de tomates de Heinz y en todo lo que implica? Muy cerca de donde vives seguro que hay huertos urbanos o proyectos agroecológicos que te regalarán semillas mucho más valiosas. Y la música y el cariño se lo pones tú.
¿De verdad quieres participar en la siembra de tomates de Heinz y en todo lo que implica? Muy cerca de donde vives seguro que hay huertos urbanos o proyectos agroecológicos que te regalarán semillas mucho más valiosas. Y la música y el cariño se lo pones tú.
Soberanía alimentaria