Los virus son una parte integral del ecosistema y existen donde se encuentra vida. Son muy abundantes en las aguas marinas, excediendo un millón de partículas víricas por mililitro. Los modelos actuales predicen que todavía existen más de 300.000 nuevos virus pendientes de ser descubiertos. Las barreras entre infecciones de animales y humanos son muy pequeñas y los virus constantemente cruzan estas barreras. De hecho, casi dos tercios del total de las enfermedades transmisibles humanas son zoonosis y existen distintas formas de transmisión de los virus, algunas de las cuales están condicionadas por el cambio climático de una forma notable. Los virus utilizan medios muy variados para transmitirse, incluyendo el contagio directo entre humanos (virus de la hepatitis C, HIV y Ébola), a través de aves, mosquitos, y garrapatas (virus del Nilo Occidental, Chicungunya y Zika), por el aire (virus de la gripe y coronavirus), por transfusiones de sangre (hepatitis C y HIV) y mediante los alimentos y el agua (enterovirus).
El clima es uno de los factores que condiciona la distribución de varios de los vectores que transmiten los virus patógenos.
El clima es uno de los factores que condiciona la distribución de varios de los vectores que transmiten los virus patógenos. Como ejemplos, las aves potencialmente transmisoras de virus cambian sus trayectorias migratorias en respuesta a cambios de temperatura del planeta. Asimismo, las variaciones en la localización y extensión de humedales alteran la proliferación de las larvas de insectos que son transmisores de virus patógenos. Es muy importante destacar que la distribución geográfica y estacional de vectores y de las enfermedades que transmiten, no solamente depende del clima sino también de otros factores como el uso de la tierra, factores culturales y socioeconómicos, control de plagas, acceso a un sistema sanitario, y la respuesta de la sociedad a enfermedades de riesgo, entre otros. De nuevo, a modo de ejemplo, los envíos de mercancías o los viajes de personas a larga distancia pueden condicionar de forma dramática la diseminación de un virus por el hombre, dándole unas dimensiones no observadas en la antigüedad. Así mismo, la evasión de los virus de las defensas del hospedador como la respuesta inmune, o la facilidad con la que evoluciona el genoma de los virus, permitiendo su adaptabilidad a nuevas especies, también condicionan de forma significativa su diseminación, tal como ocurre con los virus de la gripe y en general con virus que tienen al ARN como material genético.
Los virus interaccionan de forma muy diferente con el hospedador. Ambos libran una batalla en la que cada uno utiliza un complejo arsenal de recursos para controlar al otro. La aparición de nuevos virus probablemente va a continuar y es necesario el desarrollo permanente de nuevas estrategias para prevenir las enfermedades que causan. La protección frente a las epidemias virales tiene muchas vertientes, pero la prevención mediante la vacunación es una de las más eficaces, probablemente seguida por el tratamiento con agentes antivirales. En muchos laboratorios del mundo, incluidos los de los firmantes de este artículo, se está investigando para entender mejor el cambio climático y sus consecuencias, así como en nuevos métodos para prevenir y combatir las enfermedades víricas. La prevención de las causas generales que subyacen al problema resulta esencial. Por ello es imprescindible que los científicos advirtamos a nuestros políticos, por más que vivan de espaldas a la ciencia, que el cambio climático es una realidad apoyada por datos objetivos. Si no se frena, sus efectos se harán notar no solamente en el aumento del nivel del mar o en impredecibles perturbaciones atmosféricas (como huracanes y tormentas de creciente intensidad por el aumento de la temperatura de los océanos) sino también en forma de vivero insidioso de nuevos virus de comportamiento también impredecible.
José-Abel Flores es catedrático de la Universidad de Salamanca y Luis Enjuanes y Esteban Domingo son profesores de Investigación del CSIC y miembros de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales.
El País