martes, 26 de noviembre de 2019

Escuchar estos días las palabras del golpista Luis Fernando Camacho y de la autoproclamada presidenta de Bolivia me ha puesto los pelos de punta: la biblia en la mano, el ejército “bendecido por Jesús”, la defensa de la hispanidad católica contra los cultos paganos indígenas y su Pachamama... Y todavía me pone más los pelos de punta ver las mismas ideas defendidas a este lado del Atlántico por los ultraderechistas españoles: el imperio, la iglesia, la guerra contra todo lo que huele a ecología... En el fondo sabemos que es lo de siempre, por más que lo escondan detrás de la Biblia. No es la espiritualidad cristiana sino la tentación del poder terrenal (a la que tantas veces ha sucumbido la Iglesia Católica). No es la repulsa a supersticiones arcaicas, sino el hecho de que esos "pueblos primitivos" viven, precisamente, en los últimos lugares del Planeta todavía ricos en recursos naturales y su respeto a la tierra estorba a quienes quieren llevarselos sin dejarles nada más que el destrozo ambiental. Y no es la cultura hispana, son las nuevas oleadas de imperialismo globalizado extractivista: el oro, la plata, la soja, el litio de América. Pero todavía habrá quien se deje engañar por el mito hipócrita del viejo imperio y la vieja cruzada religiosa para poder aplastar a los pueblos vecinos con un poco más de tranquilidad.
Habas contadas