Las microesferas son pequeñas piezas de plástico empleadas en una variedad de productos para el hogar, incluyendo cosméticos o detergentes, para añadir función exfoliante o para dar color y textura. Pueden estar fabricadas en distintos tipos de plástico como polietileno (PE), polipropileno (PP) o poliestireno (PET). Su tamaño tan reducido (inferiores a 5mm) hace que no queden atrapadas por los filtros de las depuradoras y llegan directamente al mar.
Se estima que 8 millones de toneladas de plástico entran en el océano cada año. Entre 2002 y 2013, la producción anual de plástico a nivel mundial aumentó casi un 50%, pasando de 204 millones a 299 millones de toneladas. Gran parte del volumen de plásticos en los océanos está formado por microplásticos: piezas de plástico inferiores a 5 mm que o bien proceden de la fragmentación de objetos más grandes a medida que se van degradando, o directamente se producen en ese tamaño como en el caso de las microesferas. Los microplásticos son ahora omnipresentes en todos los océanos y se pueden encontrar en la columna de agua, en los sedimentos marinos e incluso concentrados en en el hielo del Ártico.
En su informe Plásticos en el Pescado y el Marisco (2), Greenpeace recopiló y analizó la información científica que evidencia cómo los microplásticos (incluyendo estas microesferas) se están incorporando a la cadena alimentaria. Además, estos plásticos tienen la capacidad de atraer sustancias químicas y de liberarlas, lo que les convierte en una potencial bomba tóxica.
Greenpeace
Tras hallarse contaminación por microplásticos en el agua corriente de países de todo el mundo, los científicos piden una investigación urgente que determine sus consecuencias para la salud.
Llevada a cabo por la organización Orb Media, que compartió los resultados con el periódico the Guardian, la investigación partió de muestras de agua corriente tomadas en más de una decena de países para su análisis científico. En el 83% había contaminación por fibras de plástico.
EEUU lideraba el índice de contaminación con un 94% de muestras contaminadas: las fibras de plástico aparecieron en el agua corriente del Capitolio, de la oficina central de la Agencia de Protección Ambiental de EEUU y de la Torre Trump en Nueva York. Después de Estados Unidos, Líbano y la India tenían los índices más altos.
Los países europeos, entre ellos el Reino Unido, Alemania y Francia, tenían los índices de contaminación más bajos: aún así, llegaban al 72%. El valor promedio de fibras en cada muestra de 500 ml de agua corriente fue de 4,8 en EEUU a 1,9 en Europa.
Los nuevos análisis ponen de relieve el alcance omnipresente de la contaminación por microplásticos en el medioambiente. Estudios anteriores se han centrado principalmente en la contaminación de los plásticos en los océanos, por el que se presume que la gente ingiere microplásticos a través de los mariscos contaminados.
El diario