martes, 30 de enero de 2018

Él me llamó Malala


Un retrato íntimo de la activista paquistaní Malala Yousafzai. Ganadora del Premio Nobel de la Paz, la persona más joven que ha recibido tan prestigioso galardón, Malala fue señalada como objetivo por los talibanes y sufrió graves heridas por arma de fuego cuando regresaba a su casa, en el Valle de Swat (Pakistán), en el autobús escolar. Este ataque provocó la protesta de quienes la apoyaban en todo el mundo. Sobrevivió milagrosamente y ahora, como cofundadora del Fondo Malala, es una destacada defensora de la educación de las niñas en todo el mundo.



En 2013 fue elegida por la revista Time una de las personalidades más influyentes del mundo. El 10 de octubre del 2014 fue galardonada con el Premio Nobel de la Paz junto con el hindú Kailash Satyarthi, activista por los derechos de los niños, convirtiéndose en la ganadora más joven de este premio. Ambos fueron premiados por su lucha en contra de la opresión infantil y a favor del derecho de todos los niños a la educación. Sobre Malala Yousafzay, el Comité recalcó que "a pesar de su juventud, ya ha luchado durante varios años por el derecho de las niñas a la educación y ha mostrado con su ejemplo que niños y jóvenes también pueden contribuir a mejorar su propia situación. Ella lo hizo en las más peligrosas circunstancias. A través de su lucha heroica se ha convertido en una portavoz líder en favor del derecho de las niñas a la educación, agregó el jurado.


Con 19 años, Mozoon Almellehan lucha por que los 28 millones de niños de zonas de conflicto que no van a la escuela tengan esa oportunidad




La llaman la Malala siria y ella no puede ocultar el orgullo que le produce que le comparen con la premio Nobel de la Paz de 2014. Tampoco la satisfacción de considerarse “amiga” de Malala Yousafza, una activista por el derecho a la educación de las niñas. La lucha de Mozoon Almellehan es parecida: está empeñada en que todos los menores refugiados puedan ir al colegio.
Hoy, la mitad de ellos no acude a la escuela, según datos de Unicef. Y la cifra se reduce a una cuarta parte si hablamos del instituto. Almellehan, de 19 años, sabe bien lo que es esto. Hace cuatro años tuvo que huir de su casa en Siria con su familia por culpa de la guerra. Al hacer el equipaje tuvo claro qué se llevaría: tantos libros como podía cargar para continuar sus estudios.