En los años 50, hubo una creciente ola de infartos de corazón en Estados Unidos, incluso el Presidente Eisenhower sufrió uno. El pánico se apoderó de todo el país. El investigador y patólogo, Ancel Keys, propuso la idea de que el culpable eran las grasas saturadas que elevaban el nivel de colesterol. Sin embargo, años más tarde otros estudios sobre la enfermedad cardiovascular lo desmentirían.