Tras siete años de investigación, científicos de la NASA han comprobado
que los bosques de la Amazonía absorben más dióxido de carbono del que
emiten, reduciendo así los efectos del calentamiento global. Este
descubrimiento le ha puesto fin al debate que existía sobre un
componente del carbono encontrado en la cuenca del Amazonas.
Otra reciente investigación también llevada a cabo por científicos de la NASA ha demostrado que la selva amazónica y el Sáhara están conectados ya que cada año, cerca de 22.000 toneladas de polvo del desierto se trasladan hasta el Amazonas. La selva amazónica pierde cada año una gran cantidad de fertilizantes por las intensas lluvias que se producen. El polvo sahariano es rico en fósforo y ayuda a revitalizar los suelos amazónicos agotados.