miércoles, 18 de enero de 2017

Vino y cambio climático



El cambio climático está produciendo que "países que antes no producían vino hace 20-30 años estén vendiendo este producto en sus mercados internos e incluso exportándolos", explica Miguel Agustín Torres, presidente de Bodegas Torres. Países como Reino Unido, Perú, México, India o China -cuarto productor mundial de vinos y con más de 500.000 hectáreas cultivadas en su territorio- son un ejemplo.
Las consecuencias del efecto invernadero están afectando a nivel mundial. Y el sector primario lo está notando. Una de estas consecuencias que lastra a los cultivos de vinos es la escasez de precipitaciones y el aumento de las temperaturas. Para Vicente Sotes, experto del máster en viticultura de la Universidad Politécnica de Madrid, el agua va a ser el problema principal para los territorios y para los viñedos.
Torres centra el 80% de su explotación en Cataluña y ha visto que el incremento de un grado en la temperatura en la zona del Penedès (Lérida) los últimos 40 años ha afectado de modo directo a la vid. Esto ha propiciado que la vendimia se adelante en 10 días. A los enólogos de la compañía les es muy complicado mantener la calidad del producto por varios motivos: la espera para la maduración de los taninos -elemento que provoca la aspereza de la uva- y la materia colorante.
"El cambio climático es la mayor amenaza para la viticultura y si sigue continuando las consecuencias podrían ser desastrosas. Lo que está claro es que si las temperaturas continúan aumentando tendremos que plantearnos sustituir algunas variedades por otras, como la Monastrell", cuenta Torres a EL MUNDO. El problema, además del efecto invernadero, es la sensibilidad de la vid en los cambios de temperatura. Para ello, la empresa con sede en el Penedès ha decidido tomar medidas.






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