lunes, 12 de diciembre de 2016

Salud y economía

Algunos datos de pobreza y desigualdad social

La situación social y económica como es sabido a día de hoy es muy preocupante: el último informe de Eurostat ofrece datos que no pueden dejar a uno indiferente si tiene alguna empatía con el género humano. Por ejemplo, según el indicador AROPE, en el Reino de España, el 28,6% de la población, es decir, más de 13 millones de personas, vivía en 2015 en riesgo de pobreza y exclusión. Más de 4 millones de personas sin empleo y varios millones de trabajadores cobran un sueldo inferior al salario mínimo interprofesional. La tasa de trabajadores pobres (es decir, aquellas personas que poseen un empleo legal y que, pese a ello, se sitúan por debajo del umbral de la pobreza) ha pasado del 11,7% en 2013 al 14,8% en 2015. La mayoría de los contratos que se realizan (nueve de cada diez) son temporales. La tasa de temporalidad en el empleo es una de las más altas de Europa con más del 25%, superado sólo por Polonia.
Detrás de estos datos, como es bien sabido, hay muchas personas que padecen y sufren situaciones de pobreza y miseria tremendas. Pero tal vez lo que es bastante menos sabido es que en muchas ocasiones también presentan problemas de salud mental.
Los determinantes sociales de la salud (mental) nos ponen de manifiesto que los humanos somos vulnerables a la inseguridad económica y a la precariedad laboral. El formar parte de una clase social empobrecida o estar en una posición inferior en la jerarquía social habitualmente también conlleva tener peores indicadores de salud. Tampoco podemos olvidar que las privaciones en la infancia pueden tener también efectos persistentes y graves en la salud a lo largo de la vida. Recordar aquí que el Reino de España se encuentra en tercera posición europea en pobreza infantil, detrás de Rumania y Bulgaria. 1 de cada 3 niños se encuentra en riesgo de pobreza o exclusión social.
La inseguridad económica derivada de no disponer de una ocupación, de tener un trabajo precario, deudas o hipotecas repercute asimismo de forma muy considerable en la salud mental.
Los principales factores de riesgo de los trastornos del estado de ánimo como la depresión se relacionan con la situación laboral de la población. Las distintas situaciones de nuestra vida laboral afectan a nuestras emociones y a nuestra salud (mental): no es lo mismo disponer de un trabajo fijo que de uno eventual, estar bien o mal pagado, con o sin derechos laborales o que el empleo sea adecuado a nuestra formación o no.
El aumento de las desigualdades socioeconómicas y cómo éstas van acompañadas de un importante aumento de las patologías mentales en los últimos años ha sido corroborado por una considerable evidencia científica.
Publicamos la exposición que Sergi Raventós, trabajador de una Fundación de salud mental, realizó en el VII Congreso Internacional de Bioética que tuvo lugar en la Facultad de Filosofía de la Universidad Barcelona los pasados 24 y 25 de noviembre.