viernes, 5 de junio de 2020

La PAC: de política posbélica a impulsora de la protección ambiental

La PAC (Política Agrícola Común) es un concepto que conocemos desde que existe la actual Unión Europea (UE), pero ¿sabemos exactamente qué es?

Se trata de una política europea y toda política de la UE representa la respuesta que esta decide dar a problemas sociales o económicos concretos. En ella se reconoce un problema o necesidad, se proponen objetivos y soluciones y se establecen medidas para lograrlos.
¿Qué problema soluciona la PAC?

Para responder a esta pregunta debemos retrotraernos al origen de la UE. La Unión nace en 1957 con la intención de poner en común los intereses de los estados europeos e impedir así que sigan surgiendo diferencias entre ellos.

La Segunda Guerra Mundial aún estaba muy presente en el continente. El conflicto bélico dejó importantes secuelas cuya reparación no es rápida: la sociedad estaba rota, no tenía medios suficientes para recuperarse y, sobre todo, tenía hambre.

En este contexto hay un sector que se hace esencial, pues proporciona alimentos básicos a la sociedad: el agrícola. Pero este sector no solo estaba tan destruido como los demás, sino que siempre se encontraba a merced del clima y las condiciones naturales. La inseguridad que lo rodea desmotivaba a muchos a trabajar en él. Para fomentar el desarrollo del mundo agrícola, los países comenzaron a intervenir y a otorgar importantes ayudas que permitieran su recuperación.

Mientras, en 1958, se crea el mercado común. En líneas muy generales, se traduce en que cualquier producto de un Estado miembro puede entrar en el territorio de otro sin limitaciones (por ejemplo, sin pasar por la aduana o sin recibir sobrecostes).

El mercado común exige la igualdad de condiciones en la producción y comercialización de los productos europeos. Esta igualdad choca con las diferencias entre las ayudas al sector agrícola otorgadas en cada país. Así, para promocionar el sector agrícola, pero defender el mercado común, la cuestión pasa a ser gestionada por la Unión Europea y nace oficialmente la PAC.

Sin profundizar demasiado, podemos decir que esta política propone el otorgamiento de ayudas públicas controladas por la Unión Europea. Las ayudas se concederán a cada agricultor o ganadero que cumpla ciertas exigencias o requisitos.
La cuestión medioambiental en la PAC

Desde el principio esta ayuda pretende cumplir dos clases de objetivos:


Uno económico: de protección de la renta y supervivencia del propio agricultor y de protección del mercado.


Otro social: de fomento y desarrollo de las zonas rurales y de protección del medioambiente.

Si el problema para el que nació ya no existe, ¿por qué sigue funcionando la PAC? Afortunadamente, la situación de escasez alimentaria que motivó su creación ha desaparecido. Pero el agrícola, un sector necesario, es inestable (no hay más que ver las demandas de los agricultores por la situación actual del mercado) y muy contaminante.

Además, en un contexto de emergencia climática, el daño al medioambiente ha pasado a ser un problema global que se debe atender desde todos los frentes. El agrario tiene un papel esencial, pues le afecta directamente.

La protección del medioambiente a través del sector agrícola justifica en gran medida el mantenimiento de la PAC y afecta a esos requisitos que, decíamos, se imponen para recibir las ayudas.

La recepción íntegra de la ayuda va a depender de que el agricultor o ganadero proteja, mientras trabaja, el medioambiente. Es lo que se conoce con el nombre de ecocondicionalidad.

La PAC es ahora una política europea para enfrentar los problemas sociales y económicos que surjan en el sector agrario y, al tiempo, los problemas que genera el sector en el medioambiente.
Requisitos medioambientales de la PAC

Actualmente la ayuda de la PAC depende, por un lado, de la Unión Europea y, por otro, de cada estado. Además, está dividida en tramos u objetivos. Su recepción exige cumplir los requisitos generales y los medioambientales.

En términos muy generales, el grueso de la ayuda (aproximadamente el 70 %) seguirá estando destinada a apoyar la estabilidad de la renta del agricultor. Pero el ingreso íntegro de esta fracción de la ayuda podrá estar, en parte, sometido a la aplicación de buenas prácticas ambientales. Es lo que se conoce como greening o pago verde. Algunos ejemplos de dichas prácticas son:


La diversificación de cultivos. De esta forma, se aprovecha mejor el abono y se evita el agotamiento del suelo.


El establecimiento en parte del terreno de una superficie de interés ecológico. El agricultor dedica parte de su tierra a la agrosilvicultura o simplemente la deja en barbecho, entre otras posibilidades.

El 30 % restante se dedicará a remunerar las explotaciones que, además de cumplir los requisitos de protección ambiental generales, realicen prácticas beneficiosas para el medioambiente. Estas implican no solo evitar los daños, sino también la conservación activa, lo protección o la recuperación de recursos dañados. Por ejemplo, para favorecer la lucha contra el cambio climático, el agricultor puede dedicar parte de sus tierras a la reforestación.

Con la PAC actual se pretende que el sector agrícola no solo sea productor de alimentos, sino también promotor de servicios ambientales. El objetivo es que, a través de su actividad, el sector fomente el aumento de las funciones beneficiosas que generan los recursos naturales (los servicios ambientales) y, por tanto, la mejora de nuestro entorno y de nuestra calidad de vida.
La PAC post 2020

Todos estos cambios se diseñan por periodos. La PAC vigente está prevista para operar en el ciclo 2015-2020. Su sucesora será la PAC post 2020, que mantendrá su esencia, pero pretende ser más simple y más verde.

En la PAC post 2020 se dará a los Estados miembros mayor protagonismo en la concesión y control de las ayudas. Esto permitirá que la autoridad que gestiona la subvención y el profesional que la recibe estén más cerca. Así, el proceso será más sencillo y adaptado a cada caso.

En esta PAC, el cuidado al medio ambiente seguirá creciendo en importancia. De esta forma servirá de guía a los estados para avanzar hacia un futuro más sostenible.

Supongamos que España, donde el agua es un recurso natural escaso, viera necesario reducir el cultivo de regadío en favor del de secano. A través de la PAC, se podría favorecer, por ejemplo, el cambio del cultivo de cereales que requieren mucha agua, como el maíz, a otros que necesitan menos, como el sorgo.

El desarrollo definitivo y puesta en marcha de esta PAC post 2020 muy probablemente se verá retrasado debido al Brexit y la situación que, lamentablemente, está generando estos meses la COVID-19.

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Sara García García