miércoles, 27 de mayo de 2020

Rebatirlas es tarea inútil



El 8M es la causa por la que España es el país del mundo con más muertos por coronavirus.

El Gobierno de Pedro Sánchez escondió lo que ya sabía del covid19 (que era una pandemia letal planetaria) desde enero, para utilizarla políticamente en su beneficio.

Habiéndolo escondido y consciente de la situación, Fernando Simón permitió que las feministas, quienes solo buscan desestabilizar el sistema, se manifestaran y contagiaran así a toda la población.

Los pasos dados por el Gobierno español se han basado en aprovechar la pandemia para crear una España a imagen y semejanza de las dictaduras de izquierdas del mundo, más concretamente la venezolana.

El covid19 es en realidad un virus creado en un laboratorio chino para usarlo como arma biológica para expandir el comunismo por el mundo.

Personajes poderosos de la izquierda disfrazada, en especial Bill Gates, han colaborado en la producción y expansión del virus para lucrarse después con la comercialización de una vacuna.

Han muerto más ancianos que ningún otro grupo de edad porque son las mujeres las que cuidan de ellos, y entre las mujeres que los cuidan, hay muchas engañadas por el feminismo con promesas perversas para que participaran en la marcha del 8M.

El pacto del Gobierno con Bildu pone en evidencia los pasos que está dando el Gobierno, obligado por Podemos, para establecer un régimen criminal aprovechando la pandemia. Y por eso la ocultó durante tanto tiempo.


Todas las anteriores son afirmaciones enunciadas en los últimos días por políticos y periodistas, en medios de comunicación. Por supuesto son mentira. El hecho de que yo me vea obligada a señalar que son mentira de una idea del embrutecimiento de ciertos sectores políticos y de comunicación. Pero no son solo una sarta de mentiras. Se trata de la expansión de un virus peor que el covid19: la brutalidad.

Para la propagación de la brutalidad, como para la de la paz o la solidaridad, o la propagación de odio, son necesarios los medios de comunicación. Los medios, que en aras de una supuesta "pluralidad informativa" o escudados en una idea idiota de "libertad de expresión", le sirven de altavoz. Y prende. Prende entre una parte de la población. No importa si creen o no que el 8M es la causa de todos los males, no importa si creen que China nos ataca con armas biológicas. No es relevante que lo crean. Se trata de un arma, y la utilizan.

Sobre todo prende cuando no existe una respuesta general y contundente. No por parte de las redes sociales o de uno u otro individuo. La respuesta debe proceder de los propios medios de comunicación. Si no responden, consienten y por lo tanto participan de la mentira, de la espantosa bestia que vemos crecer a diario sobre todo en los últimos meses.

El momento en el que Iván Espinosa de los Monteros se quita la mascarilla en medio de la manifestación convocada por Vox y, hablando a cámara, exultante, se expresa: "Esto es impresionante. Lo más parecido que yo vi es cuando ganamos la Copa del Mundo. (…) Esto es una maravilla, realmente es increíble".

Ese momento roñoso y violento que se levanta sobre miles de muertos y muertas es posible porque la mayoría de los medios de comunicación de este país han difundido las barbaridades que he enumerado al principio como si fueran sencillamente declaraciones políticas, y no patrañas pergeñadas para construir ignorancia, barbarie, y por lo tanto violencia.

En todas y cada una de las declaraciones de los políticos y las políticas de Vox hay una mentira y una promesa de violencia. Sin embargo, ahí están, difundidas sin sonrojo ni decencia por decenas de emisoras, periódicos, cadenas de televisión, canales informativos. Por eso, rebatirlas es tarea inútil.

Cristina Fallarás