Todo.
De acuerdo a la OMS [1], la transmisión del virus entre personas puede tener un alcance de un metro si se trata de un procedimiento tipo aerosol, es decir, un tosido o estornudo. De lo contrario las gotículas caen a pocos centímetros de la persona emisora. Sin embargo, es capaz de recorrer cientos o miles de kilómetros cuando va subido a nosotros. Somos literalmente su medio de transporte.
A diferencia de otras enfermedades infecciosas donde se puede hablar de un foco de infección físico (como los pozos de agua con el cólera) aquí los focos somos nosotros junto con el rastro que dejamos detrás. Por tanto, la mejor forma de frenar la expansión del virus es frenándonos a nosotros mismos de visitar más lugares de los necesarios, o exponer a más personas de las necesarias.
Así se ha entendido y así se ha ejecutado en muchos países, reduciendo la movilidad y obligando a cuarentena. A nadie le gusta que le limiten los movimientos, particularmente en una época de plena libertad como en la que vivimos, pero era necesario.
¿Es eso cierto? ¿La cuarentena era realmente necesaria?
Sí. Tenemos una clara evidencia de la relación entre la movilidad y la mortalidad provocada por el Covid-19. No son intuiciones, opiniones o hipótesis: lo hemos medido. En particular, hemos comparado el número de visitantes entre el foco principal en España (Madrid) con el resto de provincias, tanto los residentes de Madrid visitando otros lugares como los residentes de otros lugares visitando Madrid, ya que ambas direcciones son importantes en la transmisión.
¿Y cuál es la conclusión de este resultado?
Una cuarentena estricta no puede durar por mucho tiempo u otras actividades también importantes quedarán desatendidas. Esto significa que se abrirán las calles de nuevo, tal y como ya se está haciendo, y toda responsabilidad será nuestra. Hay miles de personas que no tienen opción y tienen que desplazarse cada día. Todos tenemos también urgencias y responsabilidades que igualmente nos obligan a desplazarnos.
Nadie puede juzgar de forma plenamente objetiva si nuestra razón es más importante que la de otros, ya que todos somos esenciales para alguien más. Pero ya no hay excusa: hemos medido el efecto de la movilidad en la difusión del virus. Ahora lo sabemos. No es una hipótesis, es una evidencia empírica.
Si la responsabilidad va a ser nuestra, no abusemos de ella. Hagamos un uso responsable de nuestra libertad de movimiento, hasta que tengamos una vacuna capaz de proteger a los más vulnerables.
Una cuarentena estricta no puede durar por mucho tiempo u otras actividades también importantes quedarán desatendidas. Esto significa que se abrirán las calles de nuevo, tal y como ya se está haciendo, y toda responsabilidad será nuestra. Hay miles de personas que no tienen opción y tienen que desplazarse cada día. Todos tenemos también urgencias y responsabilidades que igualmente nos obligan a desplazarnos.
Nadie puede juzgar de forma plenamente objetiva si nuestra razón es más importante que la de otros, ya que todos somos esenciales para alguien más. Pero ya no hay excusa: hemos medido el efecto de la movilidad en la difusión del virus. Ahora lo sabemos. No es una hipótesis, es una evidencia empírica.
Si la responsabilidad va a ser nuestra, no abusemos de ella. Hagamos un uso responsable de nuestra libertad de movimiento, hasta que tengamos una vacuna capaz de proteger a los más vulnerables.