Emtithal "Emi" Mahmoud escribe poesía de resistencia, enfrentando en verso su experiencia al escapar del genocidio en Darfur. Ella nos comparte dos emotivos poemas originales sobre los refugiados, la familia, la alegría y la tristeza, y nos pregunta: "¿Serían mis testigos?".
Solo entre abril y mayo, Naciones Unidas documentó 232 casos de extrema violencia contra civiles cometidos por las fuerzas gubernamentales en Sudán del Sur.
Investigadores de la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh) presentaron un informe este 10 de julio en el que detallan los casos de extrema violencia que afectaron a cientos de civiles en Sudán del Sur y que habrían sido perpetrados por fuerzas gubernamentales durante el desarrollo de la guerra civil que afecta al país desde hace cuatro años.
El organismo denunció vejaciones, abusos y violaciones en contra de ciudadanos por parte de las fuerzas sursudanesas.
"Nuestros investigadores han registrado lo que parecen ataques deliberados y brutalmente violentos contra civiles; especialmente mujeres y niños, perpetrados por fuerzas del Gobierno y grupos afines en el estado de Unity", explicó Ravina Shamdasani, portavoz del organismo.
El texto presentado por Acnudh refleja que las graves violaciones podrían constituir crímenes de guerra debido a que se presentaron en el marco del conflicto civil que afecta a la nación considerada como la más joven del mundo.
Los abusos se habrían efectuado en el periodo comprendido entre el 16 de abril y el 24 de mayo cuando fuerzas gubernamentales atacaron una zona presuntamente controlada por la oposición.
"En el conflicto de Sudán del Sur siempre hay un componente étnico pero en este caso el objetivo parece claramente ligado a retomar una zona de manos de la oposición", explicó Shamdasani durante la rueda de prensa.
France24
Según los datos difundidos por el gobierno de Sudán del Sur, durante esos años, millones de ciudadanos de esas áreas fueron llevados a países árabes vecinos y tratados como esclavos. El moderno Sudán, tal y como era antes de la secesión del sur, emergió durante el protectorado británico - egipcio (1898 - 1955). Mientras las potencias ocupantes potenciaron el desarrollo socio-económico en el norte, sus vecinos sureños fueron entregados a la casi exclusiva labor de las misiones cristianas y se les convirtió en lo que se denominó un “distrito cerrado” con una ordenanza especial que limitaba la actividad y movimientos de sus ciudadanos. Esta política no hizo más que fomentar los desequilibrios territoriales y las desigualdades entre los vecinos y radicar entre los sursudaneses el sentimiento de ser un pueblo colonizado por el norte.
Cuando en 1953, ingleses y egipcios, los señores coloniales de Sudán desde 1899, firmaron un acuerdo en Jartum, la capital oficial del país, en el que se garantizaba la total independencia de Sudán en el término de tres año. Así en 1955, el gobierno de transición que debía dar paso a un Sudán independiente, empieza a recibir fuertes presiones por parte de los islamistas radicales del norte haciendo que en 1956 estalle la primera guerra entre el norte y el sur del país, un sur de mayoría cristiana y multiétnica, y desencadenando un violento conflicto que sumergió en la miseria a ambas partes del Sudán.
En 1958 se producirá un golpe de estado que situará en el poder al presidente Ibrahim Abbud, que seis años después será derrocado mediante otro golpe de estado, creándose un clima de inestabilidad en el conjunto del país, que será aprovechado en 1969 por John M. De Garang para constituir en el sur un gobierno rebelde. Este hecho reactivará la guerra civil causando la muerte a centenares de miles de personas.
Pese a todo, una puerta a la paz se abrió en 1972 con la firma en Addis Abeba de un acuerdo de paz entre las dos partes, que establecía un alto al fuego y el derecho a la autodeterminación del Sudán del sur. Este acuerdo procuraría una calma relativa en el país durante 11 años.
Sin embargo en 1980 el Gobierno democrático de Yafar al Nimeiri comenzó a sufrir presiones por parte del Partido Islámico Nacional (PIN), presidido por Hassan el-Turabi, hecho que produciría una crisis de la que el sur pretendió aprovecharse al reivindicar la división de esa zona en tres provincias. Ante tal propuesta, el norte reaccionó con la derogación de la autonomía del sur, y en 1983, el general Omar al-Bashir, presidente del Sudán del norte, promulgó para todo el país las “leyes de septiembre” que preveían castigos crueles y físicos en caso de robo, y que producirían un nuevo estallido de guerra civil.
Será en esta segunda etapa de la guerra cuando se crea en el sur el Ejército Popular de Liberación de Sudán (SPLA) y cuando el conflicto se vuelve más violento y mortífero que durante la primera, debido a la utilización de armamento moderno más sofisticado yel uso de grupos paramilitares.
La situación empeora en 1989, cuando un golpe de estado instaurará un régimen revolucionario islámico en el norte que, en 1991, implantará la sharia. Es a partir de ese momento que el conflicto adquiere connotaciones religiosas cuando su origen sólo respondía a luchas por el agua, el petróleo, la tierra y los conflictos étnicos.
Luego de los atentados del 11 de septiembre de 2011 y de la puesta en práctica de una estrategia de dominación global por los círculos más derechistas del gobierno de los Estados Unidos, esta nación comienza a mediar en el conflicto sudanés y ejercer presión contra el norte, promoviendo una serie de conversaciones que derivaron en un conjunto de treguas y acuerdos de libre tránsito de ayuda humanitaria.
En julio de 2002 se iniciaron conversaciones de paz en Machakos ( cerca de la capital de Kenia), entre el gobierno de Omar al-Bashir y el Ejército Popular de Liberación de Sudán (SPLA)
Marie, de 16 años, acaba de jugar un partido de voleibol con otros niños del centro para exmenores soldado. Su sonrisa desaparece rápidamente mientras cuenta su historia. Ella y su hermano menor, que en ese momento tenía ocho años, fueron secuestrados por hombres armados mientras iban a buscar agua. Marie no tenía idea de quiénes eran ni de por qué se los estaban llevando. Permaneció tres años con el grupo armado, durante los cuales su hermano se encargó de las tareas domésticas en casa de uno de los combatientes, mientras ella recibió entrenamiento en el uso de pequeñas armas. El recuerdo que más le atormenta es el de una familia que atraparon un día. "Forzaron a la madre a matar a sus propios hijos, luego al padre para matar a la madre. Luego me dijeron que disparara al padre y lo hice", cuenta entre lágrimas. Marie quiere convertirse en presidenta para adoptar una ley que prohíba el uso de niños en los conflictos en Sudán del Sur.
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