Para los niños, la naturaleza es parque de atracciones, excelente
medicina y aula de aprendizaje. El contacto con ella mejora la salud, la
capacidad de atención, el desarrollo motor y cognitivo, la autonomía,
la seguridad, la adquisición de valores...
Un estudio llevado a cabo por la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) con niños y niñas menores de ocho años indica que estos desarrollan a edades tempranas la conciencia que les lleva a proteger el medio ambiente. No aceptan, por ejemplo, pisar una flor, ya que lo consideran un comportamiento más reprobable que romper ciertas normas sociales.
Un estudio llevado a cabo por la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) con niños y niñas menores de ocho años indica que estos desarrollan a edades tempranas la conciencia que les lleva a proteger el medio ambiente. No aceptan, por ejemplo, pisar una flor, ya que lo consideran un comportamiento más reprobable que romper ciertas normas sociales.
El investigador de la UPV/EHU José Domingo
Villarroel, profesor de la escuela de Magisterio de Bilbao, ha
entrevistado a 118 niños y niñas de 4 a 7 años de los colegios públicos
vascos de Plentzia, Urduliz y Sopelana para estudiar cuándo
desarrollan la capacidad de diferenciar los seres vivos de los que no lo
son y la sensibilidad medioambiental.
Al parecer, los niños y niñas creen que perjudicar a otro niño o a las
plantas es más reprobable que romper las normas sociales, "también en
los casos en los que piensan que las plantas no son seres vivos. Es
decir, no saben con certeza si la flor es un ser vivo o no, pero les
parece mucho peor pisarla que tomar la sopa de manera inadecuada o
meterse los dedos en la nariz"
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Dicen los expertos que, privados de esas experiencias con la naturaleza, los niños pierden importantes espacios de desarrollo cognitivo y emocional, pierden capacidad de exploración, de creatividad, de destreza para la convivencia y para la resolución de problemas. Y aluden a diversos estudios de investigación que prueban que los niños del campo enferman menos, tienen mejor concentración y autodisciplina, mejor coordinación física, equilibrio y agilidad, son más imaginativos, tienen más habilidad para divertirse y colaborar en grupo, son más observadores, muestran más capacidad de razonamiento y más paz interior
La Vanguardia
Dicen los expertos que, privados de esas experiencias con la naturaleza, los niños pierden importantes espacios de desarrollo cognitivo y emocional, pierden capacidad de exploración, de creatividad, de destreza para la convivencia y para la resolución de problemas. Y aluden a diversos estudios de investigación que prueban que los niños del campo enferman menos, tienen mejor concentración y autodisciplina, mejor coordinación física, equilibrio y agilidad, son más imaginativos, tienen más habilidad para divertirse y colaborar en grupo, son más observadores, muestran más capacidad de razonamiento y más paz interior
La Vanguardia