Dentro de la exposición del ser humano ante estos disruptores hormonales encontramos que las mujeres son las más expuestas. En parte esto sucede porque aún son más la cantidad de mujeres las que están expuestas a las tareas domésticas que tienen que ver con la higiene del hogar. Esto hace que se llegue a utilizar gran cantidad de productos que contienen sustancias químicas con disruptores endocrinos. Otro factor de riesgo de las mujeres es la frecuencia con la que consumen productos cosméticos que no están exentos de estas sustancias tóxicas. A largo plazo, la utilización excesiva y la exposición ante estas sustancias químicas pueden llegar a provocar grandes problemas en la salud.
A todo esto sumamos que el sistema hormonal de la mujer es más sensible complejo. En la actualidad podemos sumar más de 800 sustancias químicas que se suelen utilizar en productos domésticos o de higiene personal que tienen graves sospechas sobre la posible interferencia en las hormonas biológicas. También se tienen dudas sobre la posible relación con la causa de enfermedades y otros problemas de la salud como se ha señalado anteriormente.
Evidencia científica
La evidencia científica nos señala que los disruptores hormonales ya fueron advertidos desde el año 1991. Desde entonces, todos los estudios que se realizan al respecto no hacen más que acumular evidencias de la posible afección de estas sustancias al ser humano. Un ejemplo que podemos relacionar con esto es la presencia de plomo en la gasolina para los coches. Desde que se eliminó el plomo en la gasolina a partir de los años 90, se pudo ver cómo se dejó de acumular en la sangre humana dado que el plomo disminuyó en el aire. El plomo se introducía en nuestros pulmones a través de la respiración ya que se acumulaban en el aire.
A pesar de los datos que proporciona la evidencia científica respecto a este caso, no se puede llegar a prohibir esta sustancias ya que están brutalmente influenciadas por las poderosas industrias químicas actuales. Por ello, de la única solución que tenemos para poder disminuir los riesgos que provocan los disruptores endocrinos es la noción de nuevos patrones de comportamiento. Por ejemplo, podemos reducir el uso de productos de higiene, cosmética, exceso de embalajes etc. No debemos olvidar que también ayudamos a la disminución de productos que no se convierten en residuos y acaban contaminando el medioambiente.
Espero que con esta información puedan saber más sobre los disruptores endocrinos.
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