domingo, 27 de octubre de 2019

El arte para cambiar el clima

Frente a los problemas ambientales, el arte responde como un detonador de conciencia, mostrándonos la realidad a través de su ingenioso lenguaje.

Un precioso ejemplo de ello, es el arte ecológico, que hoy se reinventa con ayuda de lustrosas tecnologías para compartir mensajes masivos a la colectividad. Como cualquiera otro tipo de arte, el arte ecológico contiene infinitas posibilidades de hacernos conscientes de problemáticas que nos conciernen a todos, en este caso, el futuro desafortunado al que estamos orillando a nuestro planeta. A través de recursos como la ironía, el humor, la caricaturización y la manifestación plástica de lo imaginario, nos invita a involucrarnos.

El arte ecológico puede servir como un detonador de conciencia y —a diferencia de la información presentada en informes y gráficas— al traducir datos a formatos creativos e interactivos, puede llegar a cualquier clase de público. De esta forma nos habla “en nuestro idioma”, sin importar cuál sea. Además, el arte ecológico hace uso de diferentes técnicas y medios para crear, mezclando toda clase de disciplinas y aprovechando discursos muy variados. Y como punto de encuentro entre formatos, visiones, historias y conceptos, el arte genera comunidad.


Esta espectacular idea hace uso de los nuevos medios para el arte. Se trata de proyectar este bosque virtual sobre edificios en distintas ciudades. La animación del bosque es interactiva y los árboles crecen al rito de los latidos del corazón de los espectadores, que se conectan con la pieza a través de una aplicación en el celular, borrando conceptualmente la distancia entre los bosques y las ciudades y volviendo a ligar la vida humana con el entorno. Además, por cada planta virtual que crece, se siembra una real.

Arte kinético ambiental:

Con el título de The CarbonScape el artista chino aborda los efectos de la industrialización y la emisión de contaminantes. A la manera de un bosque de bambú simulado con tubos transparentes y esferas de carbón que suben y bajan, Cheung reproduce 18 piezas con ruidos capturados y convertidos en un paisaje sonoro.

La pieza CarbonScape utilizó datos de la National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA), quienes registraron que en el 2017 se alcanzaron los niveles más altos de concentración de dióxido de carbono en los últimos 3 millones de años.

Este trabajo reúne ingredientes de un arte de vanguardia, pero con una visión crítica. Echa mano de la tecnología y datos duros para lograr un espacio de estética minimalista que toca al espectador a través de los sentidos.
Ecosfera