Los lazos sociales salvarán vidas
Su caso ejemplifica la teoría cada vez más extendida entre sociólogos y psicólogos expertos en desastres naturales de que “los lazos sociales” son fundamentales para salvar vidas, y lo van a ser cada vez más en un futuro en el que el cambio climático traerá fenómenos meteorológicos extremos cada más frecuentes e intensos.
Uno los sociólogos que sostienen esta teoría es Eric Klinenberg, profesor de la Universidad de Nueva York, quien afirma que aquellos barrios socialmente cohesionados, con una red sólida de relaciones personales, salvarán muchas más vidas tras un evento climático extremo que los que no lo estén.
Klinenberg ha analizado el caso de la ola de calor que se cobró 739 vidas en Chicago en 1995, la mayoría de ellas en los barrios más pobres.
Sus hallazgos muestran que en dos barrios humildes adyacentes, con altas concentraciones de gente mayor y pobre, uno tuvo una tasa de mortalidad de 33 por 100.000 residentes y otro de 3 por 100.000, y que lo que marcó la diferencia fue “el notable mayor número de espacios para la convivencia (comercio local, iglesias, asociaciones, parques o restaurantes) que poseía el segundo”.
“El barrio donde murieron más personas no fue más vulnerable porque en el viviera más gente pobre y más negros, sino porque no funcionaba como comunidad, y había perdido la cohesión social debido a la enorme pérdida de lugares para el encuentro que había experimentado en los últimos años”, afirma el sociólogo.
Interacción y participación
En los cinco distritos que conforman Nueva York hubo buenos ejemplos, tras el huracán Sandy, de que los lazos humanos existentes en una comunidad, a través de la interacción y participación vecinal, son una de las mejores herramientas para protegerse de un desastre natural; aunque expertos reunidos por la Fundación Rockefeller en una conferencia sobre resiliencia coinciden en que Red Hook es el caso más paradigmático.
Allí tiene su base una de las abogadas que abandera el movimiento de justicia ambiental y climática a nivel internacional, la puertorriqueña Elizabeth Yeampierre, quien considera que “en esta era Trump, tan amenazante para los más débiles, organizarse en comunidad, y fomentar la educación y la participación en los barrios” es la mejor herramienta de resiliencia al cambio climático.
Alex Washburn, ex director de planificación urbana de la ciudad y vecino de Red Hook, cuyo estudio de arquitectura también quedó destruido por Sandy lo tiene claro: “La clave de la resiliencia es ambiental, conservando los ecosistemas que nos protegen, y sobre todo social, la gente de tu comunidad con la que has establecido lazos fuertes nunca te falla“
EFE